Del 10 de julio al 3 de noviembre de 2010
Jan Hendrix (Masbree, Holanda, 1949) estudió en la Academia Jan Van Eyck, en Holanda. Distinguido como un “incansable viajero”, entre 1971 y 1976 residió en Francia, Portugal, Noruega, Islandia, entre otros, y desde 1978 reside en México. En su búsqueda personal, Hendrix pasó por el cine y la fotografía; después, se convirtió en un “recolector de especímenes botánicos y constructor de paisajes”. Su obra está compuesta por sombras con formas orgánicas; se tratan de impresiones gráficas sobre papel y planchas de metal de gran formato inspiradas por los elementos de la naturaleza que él encuentra en sus recorridos por el mundo.
Quince Vistas es una muestra en la que el artista nos comparte sus viajes como un rizoma desde el punto de vista filosófico de Deleuze y Guattari. Los paisajes y el detalle que nos sugieren enfocarnos a concentrar nuestra atención en lo importante. Cerca de 300 piezas componen quince paisajes, quince obras en donde sobresale la instalación de una gran pieza escultórica, una espiral transitable para el público, concebida como una celosía vegetal a partir de motivos orgánicos del paisaje de Lanzarote.
Quince Vistas es una muestra en la que el artista nos comparte sus viajes como un rizoma desde el punto de vista filosófico de Deleuze y Guattari. Los paisajes y el detalle que nos sugieren enfocarnos a concentrar nuestra atención en lo importante. Cerca de 300 piezas componen quince paisajes, quince obras en donde sobresale la instalación de una gran pieza escultórica, una espiral transitable para el público, concebida como una celosía vegetal a partir de motivos orgánicos del paisaje de Lanzarote.
Fuente: Centro Cultural Clavijero.
“…las siluetas, el relieve, la tierra, las piedras, la vegetación e incluso el aire, tienen el aspecto de signos que son huellas gestuales, de un dinamismo prodigioso, que dotan de movimiento, de vida propia, a cada elemento del paisaje. El estatismo y la apariencia realista que tiene cada imagen cuando se contempla desde lejos se transforma, al aproximarnos, en un mundo de torbellinos, ríos, remolinos, grietas, zigzags, diagonales… líneas libres de aspecto caligráfico. Es como si Hendrix hubiera traducido las fuerzas de la naturaleza –las más patentes visibles, pero también las íntimas, los susurros secretos que recorren el paisaje como escalofríos– al lenguaje lineal.”
Mónica Rebollar, Lápiz. Revista Internacional de Arte, no. 245
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